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GUSTAVO ARCOS

Manolito, buen texto. Gracias por incorporarte al debate.

Esa era la idea con mis observaciones aparecidas en el sitio OnCuba. Abrir el abanico y que se generen diversos puntos de vista, coincidentes o no, con los míos. De todas formas quiero compartir algunas cuestiones de mi escrito, que al parecer no quedaron muy claras.

AVATAR GUSTAVO ARCOSMi texto, no niega la existencia o impacto del ICAIC. En una de sus líneas, expreso: fue uno de los mayores y más sólidos proyectos culturales de la nación. Suficiente, pues mi escrito NO ERA sobre el ICAIC, sino sobre esa zona, de producciones paralelas, alternativas o independientes  mayormente silenciadas por los medios oficiales y que está bien activa en estos momentos. Del ICAIC, su historia, sus extraordinarios realizadores y filmes, nos hemos ocupado en otras ocasiones. Ahí están los libros, ensayos, tesis, documentales, paneles, revistas y discursos que aportan todo tipo de testimonios gráficos y escritos sobre su existencia.

Carpe Diem son solo un grupo de reflexiones que debían limitarse a tres cuartillas, por exigencia de los editores de la página. El sitio OnCuba, NO es MI sitio. Mis palabras no forman parte de un doctorado, ni un ensayo ilimitado donde pueda profundizar en cada aspecto. Hay que concretar, ir al grano y decir lo que se desee, sin florituras.

Sí, veo con entusiasmo toda esa corriente de creaciones independientes que vienen produciéndose desde hace casi veinte años. Me entusiasma que a pesar de todos los traspiés, sospechas y dificultades que pesan sobre ella, las películas alternativas se han seguido haciendo, manteniendo viva nuestra cinematografía. Y, si se desea hacer un análisis de rigor, te diría que nuestra industria oficial y los que están por encima de ella, tomando decisiones sobre lo que se exhibe o no en nuestra pantallas, no tienen un historial muy feliz a la hora de estrenar, promover y difundir el cine de los jóvenes. Amparar un festival local ( porque  la Muestra Joven, más local no puede ser) una semana al año en un par de salas de la calle 23 en el Vedado, no es potenciar el cine de los nuevos. Si de algo se han quejado los jóvenes a lo largo de estas 15 muestras es precisamente de su poco impacto social y la exigua exhibición posterior de sus trabajos.

Y, ¿sabes qué?, da igual todo eso. Las tecnologías, los medios, los soportes y las formas de distribución han cambiado tanto, que no importa lo que piensen los burócratas que dirigen la cultura, el  ICRT, el ICAIC o el Departamento Ideológico. El cine y el audiovisual que hacemos, los sobrepasa a todos juntos. Existen independientemente de su acción censora. Por eso le tienen miedo a los cineastas. Terror, y eso los paraliza, silenciando, postergando o rehuyendo todo diálogo en pos de hacer realidad sus demandas.

¡Siete años llevan nuestros cineastas pidiendo una restructuración del ICAIC, una atención, un cambio en nuestra cinematografía! Y lo único que se ha cambiado es ..la sede de la Cinemateca de Cuba.     

De todas maneras, eso queda en las anécdotas, lo importante es que se haga cine, por los jóvenes, los veteranos, los que están aquí y los que viven fuera de Cuba pero que sienten también los problemas de la nación, como suyos. La única manera de salvar nuestro cine es filmando, decenas, cientos de proyectos, que cubran todos los géneros y formas de expresión. Y desde luego los habrá buenos, incómodos, experimentales, convencionales, mediocres y malogrados. Todos tienen el mismo derecho a ser confrontados con el público. Todos deben ser considerados filmes cubanos. Rodar, grabar, filmar, esa será la única opción de nuestros artistas.

Y el Estado lo único que tiene que hacer es apoyarlos, generando un clima trasparente y libre para la concreción de esos proyectos sean o no realizados con fondos de la industria oficial. La sospecha o el miedo a la expresión de nuestros más jóvenes artistas no salvará el cine y mucho menos al país.  

Un abrazo desde La Habana

JUAN ANTONIO GARCIA BORRERO

La reflexión «Cine cubano, carpe diem y el jinete sin cabeza», publicada por el editor de cine Manuel Iglesias, en su blog El cine es cortar, a propósito del artículo de Gustavo Arcos «El cine cubano y su carpe diem», es de lo mejor que he leído en los últimos tiempos.

AVATAR JUAN ANTONIOEs ese el debate que tanto añoro se haga hegemónico alguna vez entre cubanos, un debate donde los argumentos expresados con respeto pesen más que la catarsis que nada arregla.

También sé que no es en la blogosfera donde deberían discutirse estos asuntos que tanto nos inquietan, sino en esos foros donde se supone que la vanguardia intelectual tiene la oportunidad de dialogar y confrontar a la vanguardia política, que es al final la que decide qué pasa o no pasa en términos de políticas públicas. Siento que muchas veces utilizamos al ICAIC para expresar públicamente un malestar que en los pasillos identificamos de otro modo.

Ojalá siga madurando el diálogo, para bien de nuestro audiovisual.

Mientras eso llega, me quedo con este fragmento de su artículo que ya estoy convirtiendo en algo a citar muchas veces: La carencia de una crítica responsable solo genera falta de crecimiento espiritual y profesional en los futuros cineastas y, por desgracia, dioses falsos. Y un público con un techo de apreciación y exigencia muy bajo”.

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