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ELCINEESCORTAR publica esta reseña del guionista y director de cine Carlos Lechuga, publicado ayer en su perfil de Facebook, por gentileza de su autor.

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Últimamente las cosas están un poco confusas y uno se siente bastante solo frente al tsunami que se nos viene arriba.

Desearía que la salud en que se encuentra el cine cubano fuera mejor y que el diálogo entre las instituciones gubernamentales y los cineastas cubanos no estuviera tan resquebrajado ya que, a mi modesto parecer, esto conlleva un peligro muy grave.

Soy de los que creen que las producciones norteamericanas filmadas en la isla son necesarias, positivas y ojala que vengan muchas más. Creo que este tipo de rodaje puede brindarle a los locales bastante provecho, trabajos, experiencias…

Ahora, personalmente, creo que estas “buenas nuevas” nos han sorprendidos a los cineastas cubanos en un momento muy triste y delicado.

La falta de una Ley de Cine renovada y el ambiente enrarecido que se siente venir de las autoridades hacia el cine cubano es algo que va en contra de Cuba.

Desde inicios de la revolución, como todos sabemos, el cine cubano fue prioridad del gobierno y gracias a esto se creó un Instituto de Cine (ICAIC) y cientos de jóvenes pudieron hacer sus películas gracias a esto. Al mismo tiempo el país gano una visualidad y una visibilidad.

Luego ayudamos a muchos cineastas de Latinoamérica y se creó un Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, una Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y una escuela para todos los mundos, la EICTV.

Miles de horas se han filmado en la isla y momentos muy bellos de la cinematografía mundial han surgido gracias a esto. “Memorias del subdesarrollo” y “Fresa y Chocolate” son solo dos ejemplos.

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Lo que siempre nos ha diferenciado a Cuba del resto es el afán que por muchos años se ha puesto en la educación y la cultura. Tirar la toalla en este momento no solo es un error sino un peligro.

Desde hace un tiempo, y más aún después de la pasada reunión de cineastas, donde hubo muchas personas que no eran cineastas y donde la prensa no ayudó en nada, la sensación que siento es que al cine cubano lo van a dejar morir.

Estamos en un momento muy difícil para la cultura nacional.

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Nuestra idiosincrasia audiovisual y nuestra visualidad tienen que competir con ideas foráneas, intereses y maneras de contar que son muy fuertes y que si nosotros mismos no cuidamos no habrá ningún futuro para el cine nacional.

No puede ser que las autoridades vean un peligro en lo que reflejan las películas cubanas. No puede ser que la preocupación mayor sea ver cómo silenciar el discurso de un joven realizador.

¿Qué es más peligroso para la mentalidad nacional: una película independiente cubana “crítica” filmada en la isla o “Guardianes de la Galaxia”? ¿A la larga qué es más peligroso para la salud de la cultura cubana?

¿Realmente mostrar un “bache”, un edificio despintado, “la necesidad”, ponen en peligro la cultura de un país? Se me ocurren muchas otras cosas autorizadas y apoyadas que maltratan la patria.

No puede ser que en un país donde se hace con mucho esfuerzo un cine nacional, con temáticas reales y autóctonas, se le tema mostrar los problemas y se nos dé la espalda por la “visión” o el «nivel de crítica” tratado. No solo en Cuba, en todas partes del mundo los artistas son inconformes. No hay que temerle a los artistas. Hay que temer no tenerlos.

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Creo -y ojo, que solo hablo de mi opinión- que si como cineasta me sintiera más respaldado por mi propio país, más confiado y seguro estaría de enfrentarme a lo que se nos viene arriba. Esta es mi opinión, que me considero un cubano más que vive en la isla y quiere lo mejor para su patria; pero que, sin embargo, se siente solo en un momento de desasosiego.

Ahora parece más fácil que se filme “Batman vs Superman 2” en La Habana a que un joven cineasta cubano haga su opera prima con un apoyo total y trasparente.

Yo soy de una generación que, por muchos años, no ha podido tratar frente a frente a algunos profesionales del cine norteamericano y la imagen que me llevo en estos encuentros que he tenido últimamente con ellos, sin absolutizar, es bastante fuerte. Me he visto sentado a la mesa de varios norteamericanos que hablan del futuro cinematográfico de la isla con un tono colonialista e ignorándolo a uno como si fuera invisible o parte de la ornamenta. Ignorando tantos años de buen cine. Incluso algunos vienen con la intención de “ayudarnos”, como si fuéramos unos huérfanos.

¿Acaso los cineastas cubanos somos unos huérfanos?

Muchos países de América Latina se beneficiaron del ICAIC por muchos años, el ICAIC fue una escuela para muchos. Ahora estos países tienen unas leyes de cine avanzadas y Cuba, que fue una escuela, ahora se está quedando atrás.

Muchos hombres que entendían el cine y podían hablarlo y defenderlo en las más altas instancias murieron. ¿Dónde están esos hombres en la actualidad? ¿Dónde están los verdaderos patriotas de hoy? ¿A qué hay que esperar?

Es muy sencillo: el cine y los cineastas cubanos tenemos que estar fortalecidos. Ahora, más que nunca, tenemos que sentirnos queridos, respetados.

Nosotros no somos el enemigo. Nosotros estamos tratando de tener un mejor país.

¿Cuál es el miedo? ¿Cuál es el problema? Los cineastas cubanos no somos enemigos de nadie. Hay que tener mucho cuidado y son tiempos de confiar en la gente de aquí, en la gente que se educó.

No puede ser que el cine cubano este tirado a un lado. Maltratado. Desprotegido. Hay que ser más inteligentes. Por el futuro visual de este país.

No tengo intención de hacer un intercambio de ideas. Ya se ha hablado demasiado. Mientras espero una acción clara y positiva hacia los cineastas cubanos, seguiremos -como sea- haciendo cine cubano.

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